Cuando se trata de amor, las cosas pueden tornarse grises (o quizá de color rosa, como dicen por ahí). La respuesta a “qué es el amor” se vuelve un misterio, y esa enorme capacidad que tenemos para ver las cosas en blanco y negro cuando se trata de relaciones ajenas, no nos funciona si el asunto es con nosotros mismos.
Nos cuesta entender nuestros propios sentimientos y actualmente esto es especialmente cierto, porque el romanticismo es ya cosa del pasado y el orgullo ha ocupado su lugar. Hoy día, decir “te amo” nos da miedo porque demuestra vulnerabilidad y nadie quiere ser el que “pierde primero”.
Están muy de moda las “relaciones abiertas” o de “amigos con derecho”, porque tenemos miedo al compromiso o a que nos hagan daño, y nos enfocamos más en el que dirán, que en lo que realmente sentimos.
Importante: La información compartida en este sitio web no constituye asesoría profesional. Cualquier idea, consejo, opinión, información y/u otros materiales formativos o enlaces accesibles a través de esta página web, son para uso informativo y de entretenimiento únicamente. Por favor toma en cuenta que no existen garantías sobre los resultados que puedas obtener al utilizar o poner en práctica las estrategias, productos, servicios e ideas discutidas en este sitio web. Esto se debe a que los resultados razonables dependerán de cada persona, su experiencia previa, de su buen entendimiento de las técnicas presentadas, de la correcta implementación en sus propios proyectos, así como de diversos factores y riesgos externos.
ENTONCES, ¿QUÉ ES EL AMOR?
Pero no importa de cuál época hablemos, este ha sido siempre un tema muy debatido.
Muchos dirían que es algo “indescriptible”, porque realmente es difícil definir un sentimiento sobre el que no tenemos ningún tipo de control, que también parece ilógico, que puede iniciar de forma repentina y, lo que es aún peor, en muchas ocasiones está dirigido a personas que nunca habríamos elegido de forma consciente.
Entonces, ¿se le puede llamar “amor” a eso que sentimos por alguien que estamos seguros no encaja con nuestra personalidad o con lo que queremos lograr en nuestras vidas? O, por el contrario, ¿puede llamarse “amor” al sentimiento que tenemos hacia quien elegimos de forma consciente (y que nos conviene en todos los sentidos), pero no deseamos a nuestro lado con las mismas ganas?
CÓMO SABER SI AMAS A ALGUIEN
Para confirmar si lo que sentimos es amor, deberíamos comprender que no todo lo que brilla es oro y no todo lo que parece ser amor, lo es.
En ocasiones, podemos llegar a querer a una persona por motivos que no son para nada románticos, y sin darnos cuenta, lo confundimos con amor.
Lo mismo pasa cuando lo que sentimos es pasión o lujuria, lo que puede convertirse en algo muy intenso, volviéndonos dependientes y haciéndonos creer que estamos enamorados, cuando nada está más lejos de la realidad.
Cuando alguien nos llama la atención más de lo “normal” (aunque sólo seamos amigos), esa persona “nos gusta” y nos sentimos atraídos física y emocionalmente hacia ella.
Con el pasar de los días (y si los lazos se fortalecen), desarrollamos un sentimiento más fuerte, queremos pasar más tiempo con esa persona, nos preocupamos por su bienestar y la empezamos a “querer”.
Querer o amar
La enorme diferencia entre “querer” o “amar” a alguien, está en el nivel de profundidad del sentimiento. Cuando quieres a una persona, te emocionas al verla y te sientes cómodo cuando estás a su lado, pero comparado con el amor, “querer” es un sentimiento frágil.
Cuando sólo quieres a alguien, la relación es insegura, está llena de miedos y deseas tener el control. Por el contrario, cuando es amor real, lo que tienes con esa persona te hace sentir en paz y tener seguridad.
El amar a alguien causa que las emociones sean más complejas y el sentimiento por esa persona se vuelve incondicional. Cuando realmente amas, el simple hecho de estar a su lado te hace feliz, al punto de que te cuesta imaginar un futuro que no sea con él/ella.
Si es amor real, desarrollas un gran nivel de empatía, volviéndote muy sensible hacia todo lo que pueda afectarle a la otra persona.
Amor o lujuria
Cuando alguien te gusta, lo quieres o lo amas, es normal que quieras pasar tiempo con él/ella. Pero cuando lo que sientes es lujuria, la mayor parte del tiempo que pasen juntos será para tener sexo.
Esto no quiere decir que no puedas sentir deseo por el ser que amas, pero cuando tienes esa conexión de amor real con alguien, usualmente estás tan interesado en su cuerpo, como en su mente, por lo que podrías pasar noches enteras con él/ella sólo conversando.
Pero si cuando estás lejos de esa persona, tus pensamientos solamente se centran en el aspecto sexual de la relación, lo más probable es que se trate de lujuria y no de amor.
Por último, si no tienes ningún tipo de interés en relacionarte con los amigos o familiares de la persona que te interesa, es porque quizá sólo la quieras para satisfacer tus necesidades sexuales.
Ahora bien, si además de esa fuerte atracción física y deseo sexual, tienes algún tipo de interés por cómo piensa, por su vida, trabajo, familia, etc., podría significar que ese sentimiento puede evolucionar hacia algo más significativo.
Amor o compromiso
Los sentimientos de costumbre y compromiso, son muchas veces confundidos con amor, porque gran parte de crear una relación exitosa, es el compromiso hacia la persona que amas.
Sin embargo, si por una u otra razón el sentimiento de amor disminuye o se acaba, para muchos es posible mantener una relación exitosa basada en el compromiso y en algunas ocasiones, volver a sentir amor hacia esa persona.
¡Mucho ojo! Eso no significa que debamos quedarnos con alguien solamente por “compromiso”. Para algunos, sentirse cómodos y tranquilos con su relación les basta para ser felices, pero en cambio otros respetan a tal punto la promesa que hicieron, que sienten que es su obligación mantener viva la relación.
Por lo tanto, es importante que comprendas que, si dentro de la relación solamente te mueve un sentimiento de responsabilidad, significa que el amor como tal, dejó de existir, y lo que aún te importa es el bienestar de la otra persona, debido al tiempo y las experiencias que compartieron juntos.
Recuerda que quizá no es el amor sino el cariño los que te mueve a querer cumplir este compromiso, y que solamente tú puedes decidir si para ti esto es suficiente, o deseas algo más.
Amor o pasión
La pasión es una emoción muy fuerte e intensa, que puede llegar a ser difícil de controlar. Y es debido a esa gran intensidad que solemos confundirla con amor.
Podemos sentir pasión hacia muchas cosas: por ejemplo, cuando somos apasionados por el arte, el nivel de interés que sentimos por él es algo fuera de lo normal, o está muy por encima de lo que se considera “común”.
Se puede sentir pasión por alguien y que sólo sea un capricho que, pasado el tiempo, desaparece, aunque el amor y la pasión también pueden ir de la mano.
Para diferenciar una cosa de la otra, presta atención a tu relación: si tus sentimientos son muy fuertes o extremos, podría tratarse sólo de pasión, especialmente si no eres capaz de experimentar paz con esa persona debido a que los altos son muy altos y los bajos, muy bajos.
Si ese es tu caso, quizá lo que sientes no sea realmente amor.
LOS DIFERENTES TIPOS DE AMOR
Existen muchas formas de amar y nos cuesta tanto definir el concepto debido a que siempre hemos intentado categorizarlas. Los antiguos griegos dictaminaron que existen 7 tipos de amor, y los catalogaron así:
- Philautia: Es el amor propio, que sentimos por nosotros mismos y que debe tener un balance saludable, evitándonos problemas de baja autoestima o (en el extremo opuesto), egocentrismo.
- Familiar: Se refiere al amor que nace de la familiaridad o dependencia. Por ejemplo, es el amor de un niño pequeño hacia sus padres o familiares cercanos, ya que depende de ellos para todo mientras crece. Esa dependencia (junto a la costumbre de verlos todos los días y al afecto que recibe de su parte), hace que el niño los ame.
- Philia: Este es el amor que inspira confianza en la otra persona y en el que se basan las grandes amistades. Se fundamenta en el apoyo y en el compañerismo, pudiendo también llegar a ser la base de futuras relaciones románticas.
- Ludus: Se dice que este es el amor sin compromiso y que se enfoca en el coqueteo y en la seducción. Es el tipo de sentimiento que se presenta en las relaciones casuales o informales, donde sólo se busca diversión o pasar un buen rato.
Una relación basada en este tipo de amor (siempre y cuando ambas partes sean maduras y estén en la misma sintonía), puede llegar a ser muy duradera debido a su naturaleza, ya que presenta muy pocas complicaciones. - Eros: Es lo más parecido a lo que actualmente se define como un amor “romántico” (amor sexual y/o muy apasionado) y se basa en el deseo intenso, por lo que las personas que lo sienten tienden a enamorarse rápidamente, y a sufrir mucho cuando la relación se acaba.
- Pragma: Es el amor “sabio” y basado en el compromiso, que comprende una toma de decisión consciente de compartir la vida con alguien compatible, dejando en segundo plano la atracción física y/o sexual.
- Ágape: Es el amor puro y desinteresado, aquel que inspira las acciones altruistas. Esta clase de amor no depende de ningún tipo de lazo, ni de reciprocidad.
LA BASE DEL AMOR
El amor verdadero y una relación funcional están basados en la compatibilidad. Es cierto que los opuestos se atraen, pero eso no significa que una relación entre completos opuestos vaya a ser funcional (salvo unas muy pocas excepciones).
Lo anterior es debido a que resulta mucho más fácil no solo enamorarse sino convivir (de forma efectiva y sin conflictos), con alguien que tiene valores, creencias y opiniones similares a los tuyos.
LA NECESIDAD DE AMOR
Ya dijimos que existen distintos tipos de amor y cada quien lo experimenta a su manera, lo que hace aún más complicado el proceso de definición. Pero si hay algo que todos tenemos en común, es nuestra necesidad de dar y recibir amor, ya sea por nuestros padres, amigos o parejas románticas.
Todos buscamos entender y validar nuestros sentimientos por otras personas y como el amor se puede sentir aun estando tristes o molestos con la persona de nuestro afecto, a veces se torna un poco confuso (y hasta frustrante). Y esto es especialmente cierto cuando no somos correspondidos de la forma en que quisiéramos.
Cuando se da esa situación, no sólo cuestionamos qué o cómo nos sentimos, sino también lo que sienten por nosotros los “objetos de nuestro afecto” y si hemos sido lo suficientemente claros con nuestras intenciones, sentimientos, etc.
Estas y muchas otras interrogantes pueden llevarnos a dudar de nosotros mismos, por lo que es muy importante que no solamente logremos entender nuestros sentimientos, sino que además aprendamos a manejar nuestras emociones y a amar de forma saludable.
LAS ETAPAS DEL AMOR
Si finalmente has definido que lo que sientes por alguien realmente es amor, debes entender que amar a alguien no es garantía de que la relación vaya a funcionar, aún si esa persona siente lo mismo por ti.
Estudios indican que el amor se compone de 5 etapas, y que la mayoría de las parejas deciden terminar su relación en la 3ra. etapa del amor:
1. Etapa inicial:
Es el tiempo de las primeras citas, cuando todo es color de rosa. No le encuentras ningún defecto a la persona y aún si se lo encuentras, no te molesta en lo absoluto.
No dejas de pensar en él/ella y podrías pasar el día entero a su lado sin aburrirte. Durante esta etapa la emoción de la posibilidad de un futuro juntos es un gran motivador.
2. Relación establecida:
Si llegó este momento, es porque se han convertido en una pareja oficial y significa que adquirieron un compromiso de compañía y apoyo mutuo.
Con el pasar del tiempo, entran en una rutina cómoda, se conocen a un nivel mucho más profundo y a la vez adquieren responsabilidades de pareja y/o como padres (pagos de renta, crianza de los hijos, etc.). Esta etapa puede durar desde el noviazgo, hasta el matrimonio (con o sin hijos).
3. Cambios y desilusión:
Esta es la etapa que no muchas parejas superan y pasa cuando la rutina mata la relación. Parece que sólo están juntos por compromiso, sienten que la persona con la que están ha cambiado para mal y todo respecto a él/ella les empieza a molestar.
Esta etapa se caracteriza por un sentimiento de hastío y por las constantes dudas respecto al futuro de la relación.
4. Mejor entendimiento:
Ya no solamente comprendemos mejor a nuestra pareja, sino que la aceptamos completamente, con todas sus virtudes y defectos. Entendemos que los cambios son parte de la vida y que circunstancias a lo largo del camino hicieron que la otra parte no sea “la misma de antes”, pero que su esencia sigue presente.
En esa etapa entendemos que además de compatibilidad, el amor necesita un grado de compromiso para mantenerse vivo y que, si esa persona vale la pena, la recompensa de su apoyo y compañía supera ese pequeño esfuerzo. Hacemos lo posible por salir de la rutina y trabajamos constantemente en mejorar nuestra relación.
5. Futuro juntos:
Es el período en el cual reconocemos que cada quien es responsable de su propia felicidad y que nuestra pareja solamente está ahí para compartirla y celebrarla con nosotros.
Es la etapa en la cual ambos continúan creciendo individualmente, afianzando su autoconocimiento, y a la vez fortaleciendo el lazo que los une al experimentar nuevas cosas juntos.