MANEJO DE EMOCIONES: 10 TÉCNICAS PARA CONTROLAR TUS REACCIONES

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Todos tenemos reacciones emocionales exageradas, aunque las mismas sean esporádicas. Probablemente te consideres una persona sumamente relajada, pero seguramente alguna vez reaccionaste de esta manera.

Eso es debido al calor del momento, cuando nuestras emociones están al tope y nos es muy difícil controlarnos. Entonces decimos o hacemos cosas, sin detenernos a considerar las consecuencias de nuestras palabras o acciones.

Cuando logramos calmarnos (aunque lamentablemente, el daño ya está hecho), reflexionamos sobre lo que hicimos o dijimos, avergonzándonos por la forma en que reaccionamos. Y luego, nos hacemos la misma pregunta de siempre: ¿Por qué no lo pensé mejor?

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UN DESCONTROL QUE TRISTEMENTE VA EN AUMENTO

En las redes sociales vemos a diario, cómo las personas utilizan palabras hirientes contra completos extraños y todo sin un motivo aparente.  Y los medios de comunicación nos saturan con noticias sobre cómo entre familiares discuten y hasta se agreden diariamente.

Mucha gente explota al no poder manejar sus emociones y se siente atrapada. Gente que se encuentra perdida en la búsqueda de su camino para ser feliz.

Personas que viven presas por el miedo y la ansiedad y no son capaces de levantar su voz o tomar acción para defender sus valores y creencias. Porque el no poder expresarte libremente, puede traerte consecuencias tan perjudiciales como las de una reacción exagerada.

Lo cierto es, que sin importar en que extremo estés, el manejo de emociones es un asunto complicado para todos.

Al reflexionar sobre situaciones que hemos pasado y en las que no actuamos de la manera en que hubiésemos querido, siempre llegamos a conclusiones tales como: “No pude controlar mis emociones”, “Me ganó la rabia” o “Me dio mucha vergüenza”.

Eso nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Podemos realmente manejar nuestras emociones, o son estas las que nos controlan?

QUÉ SON LAS EMOCIONES

Para entender mejor el tema, ante todo debemos comprender qué son realmente las dichosas emociones.  Y las podemos definir como sentimientos.

Luego, para comprender nuestros sentimientos, primero necesitamos conocernos y hacernos dos cuestionamientos:

  • ¿Cómo me siento?
  • ¿Cómo sé que me siento de esta manera?
  • ¿Qué pudo haber pasado para que me sienta así?
  • ¿Es una emoción que he sentido antes? ¿Cuándo?

CÓMO IDENTIFICAR LAS EMOCIONES DE OTRAS PERSONAS

Los mismo sucede con las personas que se encuentran a nuestro alrededor. Si queremos entender sus emociones, tenemos que preguntarnos: ¿Qué están sintiendo? y ¿Cómo sé que se sienten de esa manera?

Existen varias formas de intuir cómo se siente otra persona. Pero es mucho más fácil determinarlo si prestamos atención a la manera en que se comportan, en lugar de solamente escuchar lo que dicen.

Investigaciones sugieren que más del 80% de la comunicación no es verbal, sino que proviene del lenguaje corporal y la expresión facial.

A mucha gente no le gusta hablar de sus emociones (incluso podrían intentar ocultarlas), por lo que de forma inconsciente tienden a expresarlas a través de su lenguaje corporal. 

¿PODEMOS CONTROLAR LAS EMOCIONES?

Entonces volvamos a nuestra pregunta inicial: ¿Podemos realmente manejar nuestras emociones, o son estas las que nos controlan?

Es indispensable saber que las emociones no son controladas conscientemente. La parte de nuestro cerebro que trata con las emociones es el sistema límbico, que se cree evolucionó muy temprano en la historia de la humanidad y por lo tanto, es bastante primitivo.

Eso explica por qué una respuesta emocional no es para nada elegante ni sofisticada, sino todo lo contrario: es simple, natural y muy poderosa (quieres llorar, salir corriendo o gritar).

Esto se debe a que nuestras respuestas emocionales están basadas en nuestra necesidad de sobrevivir.  

En el ser humano, las emociones también están fuertemente vinculadas al recuerdo de experiencias pasadas. Tu respuesta emocional ante una situación igual (o parecida) a algún evento negativo que te sucedió con anterioridad, va a ser muy fuerte.

Otras cosas, con las que las emociones también están estrechamente vinculadas, son nuestros valores y convicciones. Si uno de ellos es desafiado, probablemente tendremos una respuesta emocional.

Comprender el vínculo que las emociones guardan con nuestra memoria, valores y convicciones, nos brinda la clave para su manejo. Eso nos permite entender que nuestra respuesta emocional poco o nada tiene que ver con la situación actual que pensábamos la había inspirado.

Por lo tanto, debemos trabajar en admitir, comprender y superar las cosas que nos han afectado anteriormente y que inspiran en nosotros este tipo de reacción. Y hasta que seamos capaces de lograrlo, es absolutamente necesario que utilicemos la razón.

Los bebés sienten emociones, pero no pueden razonar y por eso gritan, lloran, patalean y se frustran. Sin embargo, nosotros como adultos, somos conscientes de nuestras reacciones, lo que significa que podemos manejarlas.

EL MANEJO DE EMOCIONES

Este no es un camino fácil, pero una vez logremos dominar las emociones, nos veremos beneficiados en cada uno de los aspectos de nuestra vida.

Para llegar allí, ante todo debemos entender algunas cosas:

1.   NO PODEMOS SIMPLEMENTE ENCENDER O APAGAR NUESTRAS EMOCIONES

Las emociones van y vienen, nos guste o no. Una vez aceptemos esto, dejaremos de sentarnos a esperar que las “malas emociones” simplemente desaparezcan.

Entendamos que ellas son una parte integral de nuestra experiencia y preguntémonos: ¿qué tan aburrida sería nuestra vida si no las tuviéramos? 

2.   LAS EMOCIONES NO SON NI “POSITIVAS” NI “NEGATIVAS”

“El cerebro humano está conectado para categorizar las cosas como positivas o negativas”.

Esa frase tenía mucho sentido para nuestros antepasados, que estaban aprendiendo a reaccionar ante una amenaza. Luego, a medida que los seres humanos evolucionamos, continuamos utilizando el mismo proceso de clasificación para nuestro estado interno, incluidas nuestras emociones.

Es por ello que vemos, por ejemplo, la alegría como “positiva” y el miedo como “negativo” y esto solamente logra crearnos nuevos problemas. Recordemos que “lo que resistimos persiste” y mientras más intentemos suprimir algo, más presente lo tendremos.

¿Y cuál es la alternativa? Pues ¿qué tal si intentamos experimentar todas nuestras emociones sin asignarles una etiqueta (positiva o negativa)?

Artistas famosos, que se presentan frente a una gran audiencia casi a diario, han comentado que mientras más lo hacen, más miedo les da. Pero continúan haciéndolo.

Sin embargo, existen personas con muchísimo talento que aún están esperando superar su miedo escénico, para entonces intentar alcanzar el éxito, haciendo lo que verdaderamente les apasiona.

Pero ¿qué pasaría si tratáramos de ver el miedo como a un amigo precavido, en lugar de catalogarlo como un enemigo?

No podemos deshacernos del temor y nunca estaremos 100% cómodos sintiéndolo, pero es un sentimiento que nos insta a detenernos y hacer una evaluación (lo cual está bien, mientras que no nos detenga para siempre). Y además, nos ayuda a disfrutar mucho más de nuestros logros, sabiendo que lo hicimos a pesar de sentir miedo.

“Ser valiente no consiste en no tener miedo, sino en sentirlo y aún así seguir adelante”.  

3.   NUESTRAS EMOCIONES NO NOS DEFINEN

Es cierto que las emociones son fuertes, tal como comentamos anteriormente. Pero por más fuertes que sean, debemos tener claro que ellas no nos definen como personas.

Con frecuencia nos fusionamos con las emociones hasta convertirlas en características que utilizamos para describirnos a nosotros mismos: “soy tímido”, “soy amargado” o “soy cobarde” (entre otros), en lugar de decir que hemos sentido pena, rabia o miedo.

Al hablar de esta forma nos dejamos secuestrar por nuestras emociones, otorgándoles el poder de determinar nuestro comportamiento.

4.   SIEMPRE TENEMOS OTRA OPCIÓN

Las emociones no deben impedirnos tomar acción. Es muy fácil decir algo como: “La pena no me deja hablar en público”, siendo eso en realidad, un truco de nuestra mente. Si fuéramos honestos con nosotros mismos, diríamos algo como: “Tengo pena y por eso decido no hablar”.

Si damos un paso atrás para evaluar la situación, entenderemos que si bien no podemos elegir cómo nos sentimos, sí podemos elegir nuestra respuesta a esos sentimientos.

ACCIONES POSITIVAS PARA EL MANEJO DE EMOCIONES

Existen muchas cosas que podemos convertir en prácticas diarias para controlar nuestras emociones:

1.   EJERCÍTATE

Estar en forma también te hace más saludable, lo que ayuda a controlar las emociones. Si al ejercicio puedes también agregarle el factor aire libre (hacer montañismo o simplemente salir a caminar en vez de utilizar una caminadora estática), pues mucho mejor.

2.   ANTES DE MOLESTARTE O CRITICAR, PONTE EN LOS ZAPATOS DE LOS DEMÁS

Aprende a apreciar lo que sucede, imagínate la razón que hay detrás de cada acción, recuerda que todos pasamos por malos ratos y evita criticar a los demás.

3.   INTERACTÚA CON LOS DEMÁS

Pasa tiempo con otras personas y disfruta de su compañía. Enfócate en estar presente en las conversaciones y evita distracciones como usar el celular mientras mantienes una conversación en persona.

4.   DISTRÁETE

Ver un poco de televisión, leer un libro o navegar por Internet, probablemente te ayudará a calmar tu estado de ánimo.

5.   NO DEJES QUE LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS TE CONTROLEN

Desafíalos con una actitud más positiva, misma que puedes lograr gracias a distintas herramientas que tienes a tu alcance.

6. APRECIA TODAS LAS COSAS BUENAS QUE HAY EN TU VIDA

Es importante que seamos siempre conscientes de nuestros sentimientos y de los de los demás.

Conocer nuestros detonantes emocionales y trabajar en cambiar nuestras reacciones, es la clave para transformar nuestros pensamientos y aumentar nuestra confianza.

“Aprendí que la gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero la gente nunca olvidará cómo los hiciste sentir”.Maya Angelou

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